Esencia de Umbria

 
 

Duomo de Orvieto

 
Duomo di Orvieto

El milagro sobre le roca


A lo lejos se vislumbra la roca de Orvieto. Está en la ciudad, a varios kilómetros de distancia ya se puede notar y se reconoce en la cima la gran mole de la Catedral que se reconoce por su fachada entre las puntas de las agujas laterales. Orvieto, la etrusca Velzna, urbs Vetus, la ciudad vieja, es como un sueño, un milagro que se encuentra suspendido en la toba de la roca. Es la maravillosa fachada gótica de la Catedral, reconocida desde siempre como una de las más bellas catedrales de Europa, decorada con mosaicos espléndidos y con complicados bajorelieves, fascina a los visitantes como si fuera fruto de un milagro.
Justo como el milagro de la sangre que salia de la ostia consagrada en Bolsena, en honor a la cual, Papa Urbano IV en 1263 dió inicio a las obras para realizar el Duomo. El “Corporale” Cuerpo del sacerdote bohemo protagonista de ese milagro se encuentra actualmente dentro de una Capilla de la catedral, en el interior de un bellisimo relicario gótico.
Entre otras capillas, dividida en bovedas en cruz, destaca por la importancia de las obras pictóricas de diferentes ciclos, que se encuentran custodiados en la capilla de San Brizio donde Fray Giovanni da Fiesole, Beato Angélico, Benazzo Gózzoli, el Perugino y, a partir de 1499, Luca Signorelli, realizaron los afrescos dedicados al “Juicio Universal” y a los reinos celestiales del infierno y del Paraiso.

Entre el Infierno y el Paraiso
La capilla de San Brizio, construida entre 1406 y 1444 se abre el ala derecha del transepto del duomo, y es un verdadero tesoro en el tesoro. Para afrescar las paredes fueron llamados algunos de los mejores artistas italianos del S XV. En 1447 empezó Beato Angélico que fue ayudado por algunos jóvenes artistas como Benazzo Gozzoli, juntos afrescaron dos de las cuatro partes de las vueltas y realizaron las decoraciones de las nervaduras y de las bandas laterales. EN 1500 finalmente se llegó a un acuerdo con Luca Signorelli el cual terminó la obra, trabajando cinco años desde 1499 a 1504 con la serie de afrescos dedicados al tema de la Apocalipsis y del Juicio Universal o las “historias del Anticristo”, “El Fin del mundo”, “ La Resurrección de la carne”, “ Los Malditos”, “ Los Elegidos” y “El Paraiso” y “El Infierno”.

El esplendor de los mosaicos
La fachada de la catedral no resplandece solo por la armonia de sus lineas sino también por el oro de sus mosaicos. Una decoración suntuosa e insólita para el S. XIV italiano. El mosaico con una forma de arte muy usada sobretodo en los territorios del Imperio Romano de Oriente que en Italia se encuentra en Ravenna, último Baluarte de la cultura bizantina.
Los mosaicos en la fachada representan el ciclo Mariano con las escenas de la natividad de Maria, de su matrimonio, de la presentación en el templo y de la Anunciación. La escena culminante es la de la Coronación, colocada en el timpano central. Una parte del espacio dedicado a los mosaicos está reservada para el Bautismo de Cristo, por encima del portal de la izquierda.

Muchos maestros del vidrio, pintores y expertos en mosaicos se implicaron en la obra empezada en 1321 y que continuó hasta 1700. Entre éstos, Lorenzo Maitani, proyectista y realizador de la fachada, bajo la dirección del cual, se realizaron las decoraciones en las plantas de la torre y en las cornisas. “El bautismo de cristo” fue realizado entre 1359 y 1360 por Giovanni di Bonino, Fray Giovanni di Leonardello y el pintor orvietano Golino di Petre Ilario son los autores de los mosaicos de la “Anunciación” y de “La Natividad”. Entre 1370 y 1380 en la fachada trabajó el experto en mosaicos de la zona, Piero di Puccio de Orvieto. En el S. XVI Cesare Nebbia realizó el cuadro del frontón mayor.
La fachada fue definitivamente completada en el S. XVIII con la “Presentación en el Templo” realizada por Giuseppe Ottaviani en lugar de la de Piero de Puccio. En ocasión del quinto centenario del Duomo algunos mosaicos originales fueron arrancados y donados a Papa Pio VI. Desgraciadamente se han perdido casi todos. “La Natividad” de Maria que se libró de ese destino se conserva hoy en el museo “Victoria and Albert Museum” de Londres.